Con esta entrada trato de seguir en la linea de este blog de dar a conocer y difundir las obras de autores motrileños. Las letras motrileñas poesía, narrativa, y otros temas culturales van a seguir teniendo un lugar importante en esta página. Esta semana vuelvo a traer hasta esta sección cultural al escritor Joaquín Pérez Prados, en esta ocasión se trata de una reseña de su libro "El país del son".
Tengo que confesar que cuando leí este libro me sentí transportado a otro tiempo, a veinte años antes, cuando visité la isla por primera vez para coodinar la ayuda humanitaria enviada desde toda España que fue embarcada en el puerto de Motril. Aunque las cosas sigue estando mal en la isla, aquel fue un tiempo muy duro y difícil para los cubanos, faltaba de todo en el país. Habían transcurrido pocos meses del hundimiento de la Unión Soviética, país del que dependían en practicamente todo y el gobierno comunista había declarado el tristemente célebre "periodo especial". En cada párrafo me reencontraba con hechos, situaciones, personajes y recuerdos que ya había vivido durante mi estancia en la isla.
En "El país del son", Pérez Prados asombra con su narrativa fresca, hecha con pluma ágil, al tiempo que trata de capturar la magia de los hechos y del entorno donde suceden con una destelleante descripción que causa interés, curiosidad o admiración.
Dice Patricia Almarcegui, catedrática de literatura de la universidad de Barcelona. “Viajar es establecer una conexión entre el mundo exterior y la identidad del que se traslada.” Esta frase resume con bastante exactitud las impresiones que he obtenido al leer este libro. En "El país de son" el autor motrileño a través de su honesta mirada nos narra lo que van descubriendo sus ojos en una aproximación física y emocional a este país tan entrañable y querido para los españoles, lejano allá en ultramar, pero cercano a nuestros corazones, porque nos unen multitud de lazos raciales, culturales y casi me atrevería a decir que familiares.
En este libro Perez Prados huye de influencias políticas, trata con objetivdad la vida cotidiana de los cubanos. Otras veces es el lujurioso paisaje el que cobra intensidad y protagonismo en el relato, acompañado de pinceladas de historia, así como de la relación de Cuba con prestigiosos escritores nativos como en el caso de Nicolás Guillen o que se asentaron en la isla y fueron deslumbrados por su belleza como el americano Ernest Hewmingway.
El título lo creo muy acertado, a tenor de lo que conozco sobre la idiosincrasia cubana por la referencia al son, género musical y de baile genuinamente cubano, sinónimo de ritmo y cadencia, producto del mestizaje afrocubano y español, Me viene a la memoria una frase bastante trillada en la Habana vieja, pronunciada por Ignacio Piñeiro músico cubano fundador de la orquesta Septeto Nacional que está considerado como uno de los mas importantes exponentes del son cubano y sus variantes "El son es lo más sublime para el alma divertir, se debiera de morir quien por bueno no lo estime“. esta frase sencilla y trillada en los ambiemtes musicales es la que mejor define el son cubano. Pero también la genialidad de la frase está en la manera que refleja el humor, la ironía y la idiosincrasia del cubano orgulloso y defensor de su música y de su cultura.
En definitiva un libro sencillo y ameno, que describe con una visión objetiva, cálida, critica, pero también solidaria con el país, que se aleja mucho de lo que es una guia de viajes, pero nos hace una aproximación bastante exacta de lo que podemos encontrar y vivir en este país caribeño, acercándose a su principal riqueza, que es la gran humanidad de su hospitalaria gente y su lucha día a día en es un país asediado económica, social y políticamente. Debemos tener en cuenta que Cuba es una pequeña isla, sin grandes recursos naturales, por ello todo aquello que Cuba logre o tenga un éxito superior a otros países de su entorno o contexto es, a mi parecer, doblemente difícil y doblemente digno de admiración .
El libro de Pérez Prados logra trasmitir algo más que la sensaciones que cualquier viajero puede experimentar cuando visita otras tierras y paisajes, al leer el libro uno tiene la sensación de que los relatos forman parte de una mirada que tiene guardada en lo más profundo de su subconsciente.
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