"Enrique, qué difícil despedirse de ti. Las palabras son insuficientes, no es posible nombrar el vacío, la desolación. Has muerto lleno de vida, de fuerza, siendo manantial", dijo el poeta delante de tu féretro. En la voz desgarrada de la "niña de tus ojos", de tu Estrella, sonó: "Granada no tengas pena de que el mar sea tan inmenso, tú eres la novia del aire, la de la sombra de plata, la del almendro. Ay, empieza el llanto de la guitarra, llora como el viento sobre la nevada. Ay, inútil callarla, es imposible callarla". Cuando acabó, se rompieron los corazones en el Teatro Isabel la Católica, lloraban los tuyos y hasta las candilejas. Adiós maestro, todos los que te seguíamos y admiráramos sentimos el enorme dolor de quedar huérfanos de tu arte, pero sobre todo nos duele con desgarro el alma, al sabernos huérfanos para siempre de tu presencia, de tu inmensa humanidad. A partir de ahora maestro, entras a formar parte de la leyenda, de la gloria de los poetas de Granada, junto a tu admirado Federico. A todos aquellos que nos deleitamos, gozamos y disfrutamos con tu arte y con tu música, nos queda el consuelo de que podremos seguir buscando tu voz y tu cante cuando subamos a Granada. Encontraremos tu voz rodando para siempre enredada en la brisa serrana que recorre las plazuelas y callejas de tu querido Albaicin, desde la calle de Elvira a la Plaza Larga , por entre las olorosas esencias de las gayumbas, del tomillo y romero del Cerro de San Miguel, entre las pitas y chumberas del gitano Sacromote, o en el sonido cristalino del agua de los surtidores y acequias de los bosquecillos de la Alhambra.
Pero a ti maestro te buscaremos en la eternidad de tu morada de estrellas, sobre tu estrella, durmiendo placidamente, soñando con tu Alhambra, recostado feliz en brazos del cuerpo celeste que con ansia buscabas en tu juventud, para que te guiara, para que te alumbrara el camino hacia aquel Mundo Nuevo "con más verdades, con menos odios, con más clemencias y más piedades", el Mundo Nuevo que con tanta pasion deseabas. Para todos nosotros a partir de ahora la luz de tu estrella será el faro que nos alumbrara el camino en la búsqueda de ese Mundo Nuevo "sin fusiles ni veneno" que seguiremos persiguiendo junto a ti .
Fue ayer miércoles. en la colinas bermejas de la Alhambra con la que tu soñabas, con los últimos rayos de Sol sobre las torres de la Vela y de Comares, te dijimos adiós por última vez y dejamos descansar tu cuerpo para siempre bajo tu tierra, entre las rosaledas y cipreses del cementerio granadino, frente al Generalife.
Cuando bajamos por la Cuesta de los Chinos hacia el puente del Avellano, la noche caía sobre Granada y una media Luna derramaba su luz de cobre viejo sobre el Albaicin, bajo el puente el agua del Darro era plata, hacia mucho frio. Adiós maestro, hasta siempre..
0 comentarios:
Publicar un comentario