Francisco Lorenzo

Francisco Lorenzo

domingo, 24 de enero de 2010

Recordando a las victimas de la matanza de Atocha



Siempre, siempre os recuerdo, y ahora más que nunca, como nunca, en esta noche despiadada de España.
Rafael Alberti.

Hoy se cumplen 33 años de uno de los hechos más sangrientos de la Transición política. La noche del 24 de enero de 1977, un grupo de pistoleros de la extrema derecha entró a cara descubierta en un bufete laboralista, situado en el número 55 de la madrileña calle de Atocha. Los fascistas pusieron contra la pared a los ocho abogados y al auxiliar que se encontraban allí y les dispararon. Eran las 22.45 de la noche.

Era un despacho laboralista de CC OO, un lugar conocidísimo en el que un puñado de jóvenes letrados se dejaban la vida y la salud, trabajando durante horarios inhumanos y recibiendo a cambio un paupérrimo sueldo mensual de 30.000 pesetas por cabeza. Hoy sería muy difícil encontrar una entrega semejante a un ideal común, pero la España de entonces, en el principio de la Transición, era una sociedad enardecida y entusiasta. Ese generoso entusiasmo hizo que aquel 24 de enero de 1977 los laboralistas de Atocha se encontraran todavía a las diez de la noche en el despacho, a punto de empezar la última reunión del largo día y masticando un bocadillo apresurado porque no tenían ni tiempo para comer. Fue entonces cuando los pistoleros llamaron a la puerta. Reunieron en una habitación a las nueve personas que quedaban en el piso y las ametrallaron fríamente. Murieron cinco: Francisco Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Serafín Holgado y Enrique Valdevira, abogados, y Ángel Rodríguez, el conserje. Sobrevivieron cuatro, tan espantosamente heridos que los asesinos les dieron por muertos: los también laboralistas Dolores González, Miguel Saravia, Alejandro Ruiz y Luis Ramos.

Detención de los asesinos
El 12 de marzo de 1977 fueron detenidos los autores del atentado, los "ultraderechistas" Carlos García Juliá, José Fernandez Cerrá y Fernando Lerdo de Tejada, así como el entonces secretario provincial del sindicato vertical de transportes, Francisco Albalejo.

Un mes más tarde se procesó a siete personas. El 4 de octubre de 1979 se cerró el sumario y en febrero de 1980 se celebraba el juicio en la Audiencia Nacional.

Durante la vista del mismo fueron llamados a declarar conocidos dirigentes de la extrema derecha española, como Blas Piñar y Mariano Sánchez Covisa.

La Audiencia condenó a los acusados a un total de 464 años de cárcel. José Fernández Cerdá y a Carlos García Juliá, autores materiales de los hechos, fueron condenados a 193 años de prisión cada uno; a Francisco Albadalejo Corredero (fallecido en la prisión de Valladolid en junio del 85), a 63; a Leocadio Jiménez Caravaca (fallecido en julio de 1985 de un cáncer de larínge) a 4 años y un día, y a Gloria Herguedas Herrando, a un año.

Uno de los encausados, Fernando Lerdo de Tejada, no llegó a comparecer ante la justicia por haberse dado a la fuga en abril del 79 cuando disfrutaba de un permiso. Otro de los encausados, Simón Ramón Fernández Palacios, falleció el 23 de enero de 1979.

Después del tiempo transcurrido, 33 años durante el cual la democracia se ha consolidado en España, esperemos que esta vez sea para siempre. Hoy, que en teoría todos disfrutamos de la libertad, podemos hablar abiertamente, sin miedo, sobre nuestros gobernantes, podemos defender cada uno las ideas políticas que nos da la gana, es bueno que recordemos a todas aquellas personas que se quedaron en el camino cuando luchaban por esta libertad que todos disfrutamos hoy.

4 comentarios:

Motril dijo...

Lo que también habría que destacar es que en ese año, 1977 los primeros en demostrar que algo estaba cambiando en España fuera la propia Policía, por aquel entonces, la misma que fue creada por Franco y que fue precisamente la que desarrolló la investigación e hizo posible la detención de esos asesinos ultraderechistas.
Esa policía muchas veces criticada por la izquierda y que tuvo un papel ejemplar en la transición y en el golpe de estado del 23-F.

La misma que consiguió desde la clandestinidad su transformación de civil a militar, a pesar de la multitud detenciones y expulsiones protagonizada por muchos de sus miembros los cuales lucharon por una policía democrática con representación sindical.

Y eso por no hablar de cuando los propios agentes de policía protegieron a Santiago Carrillo o al propio camacho de los ultraderechistas.

Creo que sin duda los agentes de Policía, muchos de ellos provenientes de la clase trabajadora, jugaron un papel esencial en nuestra democracia.

Motril dijo...

uy quise decir de militar a civil, je je je

que fallo.

Francisco Lorenzo dijo...

Totalmente de acuerdo Motril, es justo que se reconozca esta gran tarea de la policia y en general de todos los cuerpos de seguridad del estado por saber adaptarse y colaborar en la "transición demócratica". La verdad es que en general, supierón estar a la altura de lo España esperaba de ellos. Aprovecho para manifestarles mi enorme gratitud y mi más sincero reconocimiento.
Un saludo

Francisco Lorenzo dijo...

Totalmente de acuerdo Motril, es justo que se reconozca esta gran tarea de la policia y en general de todos los cuerpos de seguridad del estado por saber adaptarse y colaborar en la "transición demócratica". La verdad es que en general, supierón estar a la altura de lo España esperaba de ellos. Aprovecho para manifestarles mi enorme gratitud y mi más sincero reconocimiento.
Un saludo