Francisco Lorenzo
viernes, 18 de diciembre de 2009
Aminetu Haidar ya está en casa. En El Aaiún. En el Sáhara. Había salido a las 22.23 (hora canaria) del aeropuerto de Lanzarote. A esa hora, el avión medicalizado enviado por el Gobierno español levantaba por fin el vuelo rumbo a El Aaiún tras 32 días en huelga de hambre.
"Lo primero que voy a hacer es besar a mi madre y a mis hijos", ha anunciado en Lanzarote, poco antes de subir al avión. A bordo la ha acompañado su médico personal, Domingo de Guzmán Pérez, y su hermana Laila Haidar, que había llegado a la Isla de los Volcanes el día anterior.
"Esto es un triunfo, una victoria del Derecho Internacional, de los Derechos Humanos, la justicia internacional y la causa saharaui". Con estas palabras dichas con un inaudible hilo de voz, una agotada Aminetu Haidar puso el punto y final a su reivindicación desde la entrada del hospital de Lanzarote, donde pasó su último día. Ella apareció sentada en su silla de ruedas, muy debilitada, pero sonriente. Envuelta en una manta azul y blanca y con su inevitable melfa, Haidar dedicó tres minutos a despedirse. "Felicidades a la sociedad civil, a la plataforma, a todos los medios que nos han apoyado, muchas gracias por vuestra presencia permanente", dijo la activista.
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