La noche era muy fría, grupos de estrellas rivalizaba en iluminar aquel cielo limpio,despejado y brillante. El relente llenaba de escarcha las aceras de la ciudad. El viento helado procedente de los callejones quemaba las hojas de las plantas en los arriates del parque. Aquel viento gélido, también quemaba la piel de la cara y de las manos de los dos jóvenes que erraban ya varias noches por aquella ciudad de interior. Deambulaban los dos, ella preñada y el tiritando de frio buscando un lugar donde refugiarse.
Los dos eran muy jóvenes,eran inmigrantes de un país Sudamericano, habían venido huyendo de la situación de pobreza extrema que se vivía en su país, venían buscando el "sueño europeo, su particular El dorado".
Él había hecho estudios superiores en su país, pero aquí no se le convalidaban y por eso estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de poder ganar un triste jornal con el que poder mantenerse ambos.
Ella no trabajaba en esos momentos, porque su avanzado embarazo no se lo permitía, pero había estado haciéndolo hasta sólo unos días antes, vendiendo la "farola" y pañuelos de papel a los automovilistas en los cruces de los semáforos.
Habían llegado a aquella ciudad de interior para la campaña de recogida de la aceituna hacia unos pocos días . Buscaron alojamiento en los albergues que los servicios sociales habían dispuesto para alojar a los temporeros, pero la avalancha de inmigrantes que buscaban trabajar en la campaña era tan grande que habían acabado con todas las plazas disponibles.
No hallaban posada donde cobijarse en aquellas noches de intenso frío y heladas; nadie les daba alojamiento, no tenia dinero ni papeles; eran extranjeros, de otra raza, venidos desde un país muy lejano.
Era Nochebuena y el frío era intenso, este año el invierno venia muy duro.Los dos jovenes cogidos de las mano deambulaban por el centro de la ciudad, toda ella lujosamente engalanada con árboles de Navidad, guirnaldas de alegres colores y un especial y bello alumbrado para las tan celebradas fiestas, altavoces en las esquinas con musica de villancicos, mensajes de paz, amor y bienestar, alegres y parpadeantes luces de bellos colores en hermosos y llamativos escaparates de los grandes almacenes, rebosantes de dulces navideños y suculentas comidas; langostas, cordero, multitud de carnes, pescados, mariscos, y preciados regalos; joyas, relojes de oro, abrigos de pieles, confortables ropas y toda una gama de artículos que a veces sobran a la gente de un mundo rico, derrochador y consumista.
Pasaron de la alegría a la tristeza cuando abandonaron el bullicioso mundo del centro y se fueron alejando hacia el extraradio hacia los confines, donde ya la ciudad pierde su nombre.
Cuando la deseperación volvia hacer mella en ellos otra noche más, una vieja furgoneta cargada de chatarra paró junto a ellos, el conductor les invitó a subir, era "Pepe el cartones". Pepe se ganaba la vida buscando cartones y chatarra. Cuando Pepe hacia su trabajo los habia visto varias noches deambulando sin rumbo, al encotrarselos otra vez esa noche cuando volvia a su casa en el poblado chabolista, se compadeció de ellos y les dijo: Veniros commigo, os voy a llevar a un sitio humilde y pobre, pero dormireis bajo techo. El "cartones" los alojo en su chabola, esa noche se acostaron en un viejo y raido colchón.
Allí en la chabola al poco tiempo le sobrevino a la mujer el parto en esa noche navideña que ellos no celebraron porque no tenian fuerzas ni ganas, no estaban para celebraciones.
No tenían adonde ir, ni a quién recurrir en demanda de ayuda y atención para asistir el nacimiento de aquél pobre niño que venía al mundo en esa noche tan fría. "Pepe el cartones" alerto a los vecinos, una famila gitana, la mujer asistió a la parturienta, era experta en nacimientos ,tenia una prole bastante numerosa.
Después, acudió más gente humilde a ver al niño recién nacido.
Cuando el niño hubo venido al mundo, la gitana lo lavó con la ayuda de unas mujeres que llevaron un poco de agua caliente, y después de vestirlo con algunos trapos que pillaron a mano, y que hicieron de improvisados pañales, lo pusieron en los brazos de su madre. unos chicos de la vecindad tanbien inmigrantes hicieron una cuna con los trozos de un cajón de madera, otra gitana trajo una manta de su hijos para tapar al chiquillo,y protegerlo del frío,estaba empezando a nevar.
Un vecino de chabola que tambien buscaba chatarra y cartones con un carrito tirado por un borriquillo, llevó una buena carga de leña para que hicieran un fuego con el que calentar la chabola, a la madre y al niño, y para hervir la leche ordeñada de una cabra, propiedad de otro de los habitantes del poblado, que la dejó allí prestada para que tuvieran alimento durante los días posteriores al parto.
Unos hombres que eran los más viejos de aquél lugar y que parecian ser lo jefes de los clanes familiares, comprendieron la pobreza de aquellos padres, y compadecidos, en unas cajas de cartón, reunieron algunos presentes y regalos; pan caliente, aceite, algo de vino, un pollo, miel, una caja de mantecados y otras viandas, así como un frasco de colonia de baño para el niño, y humildes ropas que llevaron hasta la chabola.
Mientras a lo lejos el tañido de campanas de la iglesias de la gran ciudad llaman a sus fieles a la "misa del gallo". En las lujosas calles las gentes ya bien "cenadas" se abrazaban y felicitaban con gran alegria la Navidad, envueltos en sus caros y magnificos abrigos, mientras se dirigian a misa.
Allá abajo, donde la ciudad pierde su nombre, en el poblado chabolista, otros seres, "tambien humanos" celebraban "otra Navidad", compartian su miseria con un nuevo ser, alli dentro de la triste chabola ofrecían a la pareja y al niño sus humildes obsequios y cantaban celebrando el nacimiento alrededor de una lumbre. "la alegria de los pobres y humildes sigue sin poder comprala el dinero", si se pudiera, hace tiempo que se la habrian quitado.
En ese momento en el cielo se vio un cometa de larga y luminosa cola atravesando veloz el universo de la gran ciudad, desde el Oriente al Occidente cruzó el firmamento como una estrella fugaz; el padre, inclinado miraba a la esposa y al hijo con la visión borrosa por las lágrimas, mientras que la madre, con el niño en los brazos, y como era costumbre en su tierra, al ver correr a la estrella pidió un deseo: trabajo para ellos y sus vecinos, y salud para su niño.
Al dia sigiente, dia de Navidad, en los restaurantes de la gran ciudad no habia ninguna mesa libre,los comensales y sus familias comentaban los estragos de la crisis y las perdidas en las "bolsas", "los planes de rescate para la banca" ,se quejaban de lo caro que estaba todo, mientras en el poblado chabolista otros seres muy pobres; pero mucho "más humanos" compartian con humildad la alegria del nuevo nacimiento,sin saber nada de la crisis, compartian solidariamente su pobreza, celebraban su "otra Navidad" . Bueno sí, alguién dijo: "hay dinero para salvar los bancos; pero no hay para luchar contra la pobreza".
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