Francisco Lorenzo

Francisco Lorenzo

domingo, 27 de junio de 2010

¡Aquellos locos en sus nuevos cacharros!


Familia de la época con su flamante SEAT 600.


"Aquellos locos en sus nuevos cacharros". Con esta frase se podría resumir todo un tiempo, toda una una época de nuestra historia, la era del popular "Seillas". Un día como hoy, hace ya 53 años, el 27 de junio de 1957 se inicio la fabricación del SEAT 600 en España y, con el, el inicio en el nuestro país de la motorización masiva para las clases populares. Con este modelo aprendimos a conducir el noventa y nueve por ciento de los españolitos de a pie. Su nacimiento no sólo dio un vuelco a la industria automovilística española, sino que nos cambió por completo la vida a mayoria de los ciudadanos. En la era del abs., del airbag y la velocidad, el 600 sigue siendo símbolo de una etapa clave de la historia de España. Toda una pasión por unas ruedas que marcaron la vida ibérica de los 60.

Su aparición tuvo un efecto letal para cierto sector de la industria: arrasó con la pléyade de microcoches, biscúter, motocarros y motocicletas con sidecar que habían dominado nuestras calles y carreteras hasta entonces; la mayoría de sus fabricantes desaparecieron en pocos años o tuvieron que reconvertirse a marchas forzadas. Y es que el SEAT 600 era, por fin, un automóvil; modesto pero un verdadero automóvil con puertas metálicas, ventanillas con cristales que subían y bajaban, asientos para cuatro personas y hasta calefacción. Incluso podía llevar radio, aunque hubiera que pagarla aparte.

Su padre fue el ingeniero italiano Dante Giacossa, que lo diseño para FIAT, con este pequeño modelo económico y ligero, la empresa automovilistica trasalpina buscaba satisfacer las necesidades de automoción de las clases modestas italianos.

El diseño del italiano, ingeniero de Fiat, llegó a España de la mano de SEAT, la Sociedad Española de Automóviles de Turismo, en cuyo capital, además del Instituto Nacional de Industria y seis bancos, la firma automovilística italiana soportaba el 7% del capital y su licencia de fabricación. Tras siete años de existencia de SEAT, en 1957, con una plantilla de 5.000 personas, comienza a fabricarse el 600 que, en sólo un año, multiplica su producción por seis. Se fabricó durante diecisiete años en sus distintas versiones, el SEAT 600, el 600D, el 600E y el 600L Especial y se convirtió no solo en un modelo de gran aceptación, sino en un símbolo del desarrollo del país.

El SEAT 600 puede ser considerado como el coche que despertó la automoción en España para los usuarios de clase media y lo debemos concebir como el primer utilitario español. El SEAT 600 forma parte de la historia de España y de las historias personales de muchas generaciones de personas. Incluso las nuevas generaciones, lo conocen, porque aunque ya va siendo difícil encontrar 600 que circulen por la calle como un coche utilitario más, ahora el tener un 600, es tener una pieza de museo, pero en aquellos años, para muchas familias el tener un SEAT 600, era realizar un sueño maravilloso. Era un coche asequible, que no quiere decir barato para las familias después de la postguerra. Comprarse un SEAT 600 costaba unas 70000 pesetas, y no era poco dinero por aquel entonces, pero los sueños de las familias españolas eran insuperables. Querían tener un coche, no importaba tener que gastar los ahorros y así poder adquirirlo. La demanda fue muy superior a lo esperado. Los españoles se habían bajado de la moto para subirse al SEAT 600, y sus familias se acostumbraron pronto a salir de fin de semana en coche. Con él empezaron a conducir muchas mujeres; luego podía quedar como segundo coche para la ciudad, y a su volante se iniciarían también los hijos y más adelante los nietos.

El auge de las excursiones dominicales y las vacaciones motorizadas sembró el germen del automovilismo recreativo dividiendo al país entre peatones y seatones -"la carretera nacional es tuya, hombre del 600", cantó años después Moncho Alpuente-; el SEAT 600 hizo que se empezara a viajar mucho más no sólo por la península sino incluso a una Europa todavía desconocida para buena parte de la población.

El secreto básico y prácticamente único de la estabilización económica española es el SEAT 600", según este axioma del economista Fabián Estapé que él mismo atribuye a su maestro Joan Sardà Dexeus. "Cuando un número creciente de personas de las clases sociales más modestas accede a algo tan simbólico como un automóvil la defensa de la propiedad privada empieza a encontrar partidarios inesperados". Aunque pagado a plazos y limitado a los fines de semana era un sueño de libertad al alcance de casi todos. Incluso quienes podían permitirse un modelo de mayor categoría lo utilizaban por razones prácticas. Su pequeño tamaño y gran maniobrabilidad lo hacía imbatible en el tráfico urbano. Por su sencillez, economía y resistencia el SEAT 600 fue la base del negocio de muchas autoescuelas, empresas de alquiler de coches, flotas comerciales...

El 3 de agosto de 1973 salía de la cadena de montaje el último 600, un L Especial de color blanco, que los trabajadores de la fábrica despidieron con una pancarta en la que decía: "Nacíste príncipe, mueres rey". El fin de su producción era la crónica de una muerte anunciada que llenó portadas de periódicos y semanarios como Autopista: "Porque todos sabemos lo que ha sido el SEAT 600 en España," - glosaba esta revista- "punto de arranque de nuestra vida moderna, centro de atracción de millares de familias, ilusión de la juventud estudiosa y entusiasta, aglutinante de esfuerzos, compendio de ensueños y realidades de superación..."

La popularidad alcanzada por el SEAT 600 es comparable a la que tuvo el VW Escarabajo en Alemania, el 2CV en Francia o el Mini en Inglaterra. Rebautizado con sobrenombres como Seílla o Garbancito o Pelotilla... reproducido como juguete, miniatura o coche de Scalextric, protagonista de innumerables chistes y chascarrillos, de una película y hasta una canción, la mística del SEAT 600 nace de esta historia de amor entre un país y un automóvil que excede su naturaleza mecánica. "El día que los españoles se subieron al 600 empezaron a alejarse de su pasado e iniciaron una excursión de fin de semana de la que aún no han vuelto", escribió el desaparecido periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán, a quien se considera el cronista sentimental de la transición. El SEAT 600 será, para siempre, el coche de todos los españoles.

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