Francisco Lorenzo

Francisco Lorenzo

martes, 25 de agosto de 2009

El mar ..la mar



Siempre me he preguntado las razones de mi amor por el Mar. Mi enamoramiento empezó como un amor de adolecente en la playa de Torrenueva. Quizá lo que me embrujo fue la luz blanca de aquel pequeño pueblo de casas blancas abocado a su mar azul, limpio, de aires luminosos,quizá seria eso lo que me atrapo desde que era casi un crio. o a lo mejor será porque aún recuerdo a mis amigos de niño con los que jugaba a lo largo de la inmensa playa que había en Torrenueva, antes de que ese mismo Mar la devorase, amigos con los que en las horas del atardecer cogíamos un bote y a remo navegábamos hacia levante hasta la playa de la Joya, siempre a menos de cinco brazas y a no más de media beta del rebalaje; explorando las cavidades de las rocas del peñón de Jolucar donde cogíamos algunos pulpos y jibias, llegábamos hasta los acantilados del faro Sacratif; y a última hora de la tarde, cuando el sol se escondía tras la sierra de la Almijara y las sombras del cerro del Maraute se proyectaban sobre la playa, cubriéndolo todo con un tenue velo, regresamos a poniente, y solíamos varar el bote junto al torno que había frente a la casa de mi amigo Lázaro en la calle de la Mar. O tal vez fue cuando en las tardes de vacaciones estivales paseaba por sus calles embriagado por el olor a la tierra recién regada, del aire impregnado de olor a algas y sal marina, a redes tendidas al sol secando sobre la arena, del color verde, rojo, azul y blanco de las barcas varadas. o serian las noches de verano en el "chambao del cojo" comtemplando la inmensa luna llena apareciendo por encima del peñon. No lo se, sea cuando fuere, lo cierto es que este amor nuestro dura toda mi existencia. siempre que piso la arena de una playa es como si volviera a nacer y mi vida comenzara de nuevo.

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