¡Ay Floralba! Soñé que te ... ¿Dirélo?
Sí, pues que sueño fue: que te gozaba.
¿Y quién, sino un amante que soñaba,
juntara tanto infierno a tanto cielo?
Mis llamas con tu nieve y con tu yelo,
cual suele opuestas flechas de su aljaba,
mezclaba Amor, y honesto las mezclaba,
como mi adoración en su desvelo.
Y dije: «Quiera Amor, quiera mi suerte,
que nunca duerma yo, si estoy despierto,
y que si duermo, que jamás despierte».
Mas desperté del dulce desconcierto;
y vi que estuve vivo con la muerte,
y vi que con la vida estaba muerto.
Francisco de Quevedo
El poema del sueño erótico en el barroco era muy común entre los grandes poetas, aquí encontramos un poema narrativo, donde se describe, en primera persona, el sueño o las sensaciones del sueño que ha tenido el “yo lírico”; esta tradición fue desarrollada por los latinos y después retomada en el barroco. El poema del sueño erótico es, también, de índole amorosa; está escrito en tiempo pasado y siempre, al leer y analizar el texto, surge la pregunta de si se sueña o se está despierto.
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